En los dibujos animados es posible ver una perspectiva de dominación cultural. Para sustentar la anterior afirmación expondremos, en primer lugar, la forma en que las caricaturas del Pato Donald esconde una idea de dominio, manipulación y menosprecio a los países subdesarrollados por parte de los imperios; después hablaremos de la concepción que tienen los países desarrollados (en este caso representados por Donald y sus colegas) de los tercermundistas en cuanto a la forma de manejar los recursos y riquezas que poseen y la transformación en las prácticas (de colonialismo a neocolonialismo) que proponen algunas caricaturas de Donald; luego entraremos a hablar de la película Persépolis y cómo su protagonista logra enfrentarse al régimen bajo el que se encuentra gracias a la industria cultural extranjera; en cuarto lugar, concluiremos analizando el efecto de la idea de dominación no explícita que nos venden los dibujos animados y la forma en que logran manipular muchas veces nuestros pensamientos y acciones.
Afirmamos que en las caricaturas del Pato Donald se esconde una idea de dominio, manipulación y menosprecio a los países subdesarrollados porque las historias, en su mayoría, narran encuentros de sus protagonistas con “niños salvajes” (que en realidad representan a los países tercermundistas) y terminan haciendo negocios en donde las desventajas recaen sobre los “niños”. Por ejemplo, en comic N° 113 se cuenta que Tío Rico va al Tibet y se encuentra con “Gu”, un niño-bueno-salvaje. El encuentro termina con que “Gu” le da una corona de oro a Tío Rico a cambio de un reloj que considera como un maravilloso juguete. En este ejemplo podemos ver más claramente el menosprecio y la subestimación del imperio a los países subdesarrollados; es obvio que “Gu” termina perdiendo porque el valor de la corona no se compara con el del reloj.
Una insuficiente conciencia de clase hace que los países subdesarrollados afronten, con sumo conformismo, la invasión voraz por parte de países extranjeros. Esta idea conformista se basa en el desconocimiento absoluto de los artículos canjeados y, además, de la falsa imagen que crean alrededor de ellos los países desarrollados con el fin único de salir ganando. Las caricaturas a las que nos hemos referido plantean la idea de que los países tercermundistas tienen muchas riquezas pero que no las necesitan porque no saben qué hacer con ellas, sólo necesitan unas condiciones mínimas para sobrevivir y conservarse; por esto es que los países que sí están en “capacidad” de sacar provecho de dichos recursos se dedican a expropiarlos. La diferencia radica en que no se muestra un colonialismo, como en tiempos anteriores, sino que se propone un neocolonialismo, donde el país es partícipe de su propia explotación.
La película Persépolis nos permite ver una situación similar en tanto que las características imperiales terminan por desbancar la cultura arraigada en Marjane, una niña iraní que crece durante la revolución islámica y quien, si no hubiera sido por el apoyo de sus padres y sus viajes al exterior, no habría construido un modo de comprender su alrededor diferente al iraní. Tanto el consumo de música como de literatura extranjera fueron haciendo que Marjane elaborara un discurso diferente y algo ´´anarquista´´ para su pueblo natal. Su principal prueba se observa claramente en la película en donde a medida que Marjane consumía productos mediáticos extranjeros, su personalidad se transformaba tanto que incluso en uno de sus viajes se atrevió a negar su verdadera nacionalidad.
Concluimos entonces que los dibujos animados de los que hablamos durante el ensayo no son únicamente una “diversión” (como generalmente se cree) sino que en el fondo esconden ideas de dominación de unos países a otros y generan comportamientos e ideas que se manifiestan inconscientemente en sus consumidores e impiden que el esquema dominadores- dominados termine.
Afirmamos que en las caricaturas del Pato Donald se esconde una idea de dominio, manipulación y menosprecio a los países subdesarrollados porque las historias, en su mayoría, narran encuentros de sus protagonistas con “niños salvajes” (que en realidad representan a los países tercermundistas) y terminan haciendo negocios en donde las desventajas recaen sobre los “niños”. Por ejemplo, en comic N° 113 se cuenta que Tío Rico va al Tibet y se encuentra con “Gu”, un niño-bueno-salvaje. El encuentro termina con que “Gu” le da una corona de oro a Tío Rico a cambio de un reloj que considera como un maravilloso juguete. En este ejemplo podemos ver más claramente el menosprecio y la subestimación del imperio a los países subdesarrollados; es obvio que “Gu” termina perdiendo porque el valor de la corona no se compara con el del reloj.
Una insuficiente conciencia de clase hace que los países subdesarrollados afronten, con sumo conformismo, la invasión voraz por parte de países extranjeros. Esta idea conformista se basa en el desconocimiento absoluto de los artículos canjeados y, además, de la falsa imagen que crean alrededor de ellos los países desarrollados con el fin único de salir ganando. Las caricaturas a las que nos hemos referido plantean la idea de que los países tercermundistas tienen muchas riquezas pero que no las necesitan porque no saben qué hacer con ellas, sólo necesitan unas condiciones mínimas para sobrevivir y conservarse; por esto es que los países que sí están en “capacidad” de sacar provecho de dichos recursos se dedican a expropiarlos. La diferencia radica en que no se muestra un colonialismo, como en tiempos anteriores, sino que se propone un neocolonialismo, donde el país es partícipe de su propia explotación.
La película Persépolis nos permite ver una situación similar en tanto que las características imperiales terminan por desbancar la cultura arraigada en Marjane, una niña iraní que crece durante la revolución islámica y quien, si no hubiera sido por el apoyo de sus padres y sus viajes al exterior, no habría construido un modo de comprender su alrededor diferente al iraní. Tanto el consumo de música como de literatura extranjera fueron haciendo que Marjane elaborara un discurso diferente y algo ´´anarquista´´ para su pueblo natal. Su principal prueba se observa claramente en la película en donde a medida que Marjane consumía productos mediáticos extranjeros, su personalidad se transformaba tanto que incluso en uno de sus viajes se atrevió a negar su verdadera nacionalidad.
Concluimos entonces que los dibujos animados de los que hablamos durante el ensayo no son únicamente una “diversión” (como generalmente se cree) sino que en el fondo esconden ideas de dominación de unos países a otros y generan comportamientos e ideas que se manifiestan inconscientemente en sus consumidores e impiden que el esquema dominadores- dominados termine.