VISITA AL MUSEO LILÍ
Lo que más nos llamó la atención de la visita al Museo Lilí en la UAO fue la forma en que pudimos entender el significado del bastón de mando que se encontraba exhibido. Comprender la cultura como un sistema de normas que configuran el comportamiento individual y colectivo nos sirvió para darnos cuenta de que este objeto, que casi siempre catalogamos sólo como un elemento perteneciente a una tribu indígena, es una pieza clave en la representación del poder que tenía el chamán.
La idea plasmada en el párrafo anterior se relaciona directamente con una de las funciones de la cultura que inferimos Anthony Sampson en su texto Funciones y sentidos de la cultura: “La cultura sirve para regular el comportamiento social”. Este planteamiento se explicita en la forma en que los indígenas sabían quién era la persona que los guiaba, ya fuera por ser el más valiente, el más sabio, el más anciano, etc. y la obligación que tenían de obedecerle. En el Museo encontramos un pequeño escrito indígena que ayuda a ejemplificar lo anteriormente dicho: “El Te’wala (chamán) acerca el mundo del conocimiento abstracto al del conocimiento tangible y es así como convoca a la Nasa wala o asamblea de indios, para informarles del acontecimiento… les muestra el camino que es necesario emprender… la Nasa wala procede entonces para efectos de ejecución del mandato a elegir un Tu’tenza o gobernador. El Tu’tenza, cada periodo cumplido, entrega el bastón de mando al nuevo Tu’tenza quien con la ayuda del Te’wala irá a la laguna sagrada a limpiar el bastón de mando de toda suciedad. El Te’wala, la Nasa wala y el Tu’tenza, cuidan el nasa kiwe (territorio, espacio tiempo)”
Utilizaremos el ejemplo que hemos tratado durante el texto para explicar uno de las tres cosas que evita la cultura, en este caso nos referimos directamente a la perplejidad. Cuando se dice que la cultura evita la perplejidad se hace referencia a que evita que la experiencia de las cosas sea cada vez nueva y, por el contrario, las personas se adapten a parámetros comunes anteriormente establecidos. Hablamos entonces, por ejemplo, de que una persona que naciera en esa tribu no tenía que enfrentarse durante su vida a buscar un significado de belleza sino que desde pequeño se familiarizaba con el que tenían sus mayores (así a nosotros esas concepciones nos parezcan antiestéticas en la mayoría de los casos).
Podemos ver también, si seguimos en la misma línea del caso de los indígenas, cómo se reafirma la idea de que la cultura evita la hiperreflexibilidad, es decir, evita que las personas tengan que pensar siempre demasiado sobre cómo relacionarse con los demás. Traemos a colación entonces el ejemplo de las distintas clases de relaciones que los indígenas tenían con el chamán (quien representaba el poder), con los ancianos, con los sabios, con los niños, etc. Estas relaciones no las definía cada persona sino que ya contaban con una configuración cultural que al mismo tiempo las volvía uniformes.
Otra de las cosas que evita la cultura podemos encontrarla en la reacción que tenían los indígenas ante lo que sucedía a su alrededor como fenómenos naturales, muertes, nacimientos, entre otros. Hablamos entonces de la tercera idea: la cultura evita el pavor. La anterior afirmación se refiere a que a medida de que el individuo hace parte de un entramado social evita que muchas de las cosas que ocurren en su entorno le produzcan miedo. En el caso de los indígenas sabemos que ellos llegaron incluso a adorar algunos de estos fenómenos y a atribuirles significados divinos. De esta forma, una persona que creciera siendo parte de esa cultura no iba a asustarse nunca por este tipo de cosas sino que iba a compartir el significado que le daba el resto de la comunidad.
Otro ejemplo de que la cultura evita el pavor se muestra claramente en el video La Resbaloza cuando una de las entrevistadas afirmaba que se sentía muy segura en la "Colonia Nariñense", lugar que habitaba desde hace muchos años y que, por el contrario, sentía miedo al salir de allí porque temía las actitudes que pudieran tomar lo demás hacia ella. La idea llamó mucho nuestra atención ya que generalmente se espera que sean las personas no pertenecientes a la "Colonia" las que teman entrar a ésta y no viceversa. La anterior situación encuentra explicación en la idea que mencionamos al inicio del párrafo en la medida en que vemos que la entrevistada no tenía miedo de su barrio porque ya conocía su entorno, las condiciones que le proporcionaba y las situaciones que se presentaban cotidianamente; para ella todo esto ya era algo normal.
Para finalizar decimos entonces que, primero que todo, la cultura no es el conjunto de etnia, lengua, territorio y religión; cultura es, como dijimos en un principio, un sistema de normas que configuran el comportamiento individual y colectivo. También podemos definirla como un sistema de codificación de símbolos, es decir, un andamiaje artificial humano. Por lo tanto, es correcto afirmar que no existen personas que no pertenezcan a ninguna cultura. En segundo lugar, de los ejemplos planteados podemos inferir que las funciones de la cultura son distanciarnos de la naturaleza y regular el comportamiento social. Por último, cuando hablamos de cultura no podemos olvidar que sirve para evitar el pavor, la hiperreflexibilidad y la perplejidad, explicadas a lo largo del texto y esto a su vez confluye en la segunda de sus funciones.
Lo que más nos llamó la atención de la visita al Museo Lilí en la UAO fue la forma en que pudimos entender el significado del bastón de mando que se encontraba exhibido. Comprender la cultura como un sistema de normas que configuran el comportamiento individual y colectivo nos sirvió para darnos cuenta de que este objeto, que casi siempre catalogamos sólo como un elemento perteneciente a una tribu indígena, es una pieza clave en la representación del poder que tenía el chamán.
La idea plasmada en el párrafo anterior se relaciona directamente con una de las funciones de la cultura que inferimos Anthony Sampson en su texto Funciones y sentidos de la cultura: “La cultura sirve para regular el comportamiento social”. Este planteamiento se explicita en la forma en que los indígenas sabían quién era la persona que los guiaba, ya fuera por ser el más valiente, el más sabio, el más anciano, etc. y la obligación que tenían de obedecerle. En el Museo encontramos un pequeño escrito indígena que ayuda a ejemplificar lo anteriormente dicho: “El Te’wala (chamán) acerca el mundo del conocimiento abstracto al del conocimiento tangible y es así como convoca a la Nasa wala o asamblea de indios, para informarles del acontecimiento… les muestra el camino que es necesario emprender… la Nasa wala procede entonces para efectos de ejecución del mandato a elegir un Tu’tenza o gobernador. El Tu’tenza, cada periodo cumplido, entrega el bastón de mando al nuevo Tu’tenza quien con la ayuda del Te’wala irá a la laguna sagrada a limpiar el bastón de mando de toda suciedad. El Te’wala, la Nasa wala y el Tu’tenza, cuidan el nasa kiwe (territorio, espacio tiempo)”
Utilizaremos el ejemplo que hemos tratado durante el texto para explicar uno de las tres cosas que evita la cultura, en este caso nos referimos directamente a la perplejidad. Cuando se dice que la cultura evita la perplejidad se hace referencia a que evita que la experiencia de las cosas sea cada vez nueva y, por el contrario, las personas se adapten a parámetros comunes anteriormente establecidos. Hablamos entonces, por ejemplo, de que una persona que naciera en esa tribu no tenía que enfrentarse durante su vida a buscar un significado de belleza sino que desde pequeño se familiarizaba con el que tenían sus mayores (así a nosotros esas concepciones nos parezcan antiestéticas en la mayoría de los casos).
Podemos ver también, si seguimos en la misma línea del caso de los indígenas, cómo se reafirma la idea de que la cultura evita la hiperreflexibilidad, es decir, evita que las personas tengan que pensar siempre demasiado sobre cómo relacionarse con los demás. Traemos a colación entonces el ejemplo de las distintas clases de relaciones que los indígenas tenían con el chamán (quien representaba el poder), con los ancianos, con los sabios, con los niños, etc. Estas relaciones no las definía cada persona sino que ya contaban con una configuración cultural que al mismo tiempo las volvía uniformes.
Otra de las cosas que evita la cultura podemos encontrarla en la reacción que tenían los indígenas ante lo que sucedía a su alrededor como fenómenos naturales, muertes, nacimientos, entre otros. Hablamos entonces de la tercera idea: la cultura evita el pavor. La anterior afirmación se refiere a que a medida de que el individuo hace parte de un entramado social evita que muchas de las cosas que ocurren en su entorno le produzcan miedo. En el caso de los indígenas sabemos que ellos llegaron incluso a adorar algunos de estos fenómenos y a atribuirles significados divinos. De esta forma, una persona que creciera siendo parte de esa cultura no iba a asustarse nunca por este tipo de cosas sino que iba a compartir el significado que le daba el resto de la comunidad.
Otro ejemplo de que la cultura evita el pavor se muestra claramente en el video La Resbaloza cuando una de las entrevistadas afirmaba que se sentía muy segura en la "Colonia Nariñense", lugar que habitaba desde hace muchos años y que, por el contrario, sentía miedo al salir de allí porque temía las actitudes que pudieran tomar lo demás hacia ella. La idea llamó mucho nuestra atención ya que generalmente se espera que sean las personas no pertenecientes a la "Colonia" las que teman entrar a ésta y no viceversa. La anterior situación encuentra explicación en la idea que mencionamos al inicio del párrafo en la medida en que vemos que la entrevistada no tenía miedo de su barrio porque ya conocía su entorno, las condiciones que le proporcionaba y las situaciones que se presentaban cotidianamente; para ella todo esto ya era algo normal.
Para finalizar decimos entonces que, primero que todo, la cultura no es el conjunto de etnia, lengua, territorio y religión; cultura es, como dijimos en un principio, un sistema de normas que configuran el comportamiento individual y colectivo. También podemos definirla como un sistema de codificación de símbolos, es decir, un andamiaje artificial humano. Por lo tanto, es correcto afirmar que no existen personas que no pertenezcan a ninguna cultura. En segundo lugar, de los ejemplos planteados podemos inferir que las funciones de la cultura son distanciarnos de la naturaleza y regular el comportamiento social. Por último, cuando hablamos de cultura no podemos olvidar que sirve para evitar el pavor, la hiperreflexibilidad y la perplejidad, explicadas a lo largo del texto y esto a su vez confluye en la segunda de sus funciones.
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